La vida está llena de historias,
reales y de fantasía. Las reales son aquellas que experimentamos en el día a
día, a partir de una anécdota o alguna situación en particular ocurrida en la casa,
el trabajo, el micro, el tren o en el mercado. Éstas, por lo general las contamos
con mucho entusiasmo a nuestros más cercanos, resaltando cada detalle y haciendo
que nos brillen los ojos, generando en nuestros interlocutores interés y asombro.
En cambio, las historias de fantasía son las que encontramos en un libro, una
historieta o en una película, no obstante, el contenido de estas historias
también llega a conmovernos, aunque quizás de una manera distinta al de nuestras
propias historias.
El siguiente relato encierra una
historia real, pero que parece de ficción. Es una de las muchas historias de
las que Tappoyo Fintech es testigo desde hace más de un año en que iniciamos
operaciones. Historias que reflejan nuestro interés por apoyar a aquellos que
no son atendidos por el sistema financiero tradicional, así como muestro compromiso
por contribuir con la inclusión financiera en nuestro país.
El nombre de esta historia es: ¿Qué
me van a prestar 300 soles?
Era mediados de febrero del año
2019, Rocío, nombre que utilizaremos para referirnos a la protagonista de este
relato, trabajaba arduamente vendiendo salchipapas y hamburguesas en una calle
del distrito de Villa María del Triunfo en Lima. Ella es madre de tres pequeños
de 5, 8 y 10 años de edad. Este último es quien lo apoya en el cuidado de los
más pequeños y, eventualmente, en el trabajo.
Todo transcurría con normalidad durante
el mes de febrero hasta que, el miércoles 20, Rocío se percata que la cocina
del carrito sanguchero no funcionaba. Llevó a varios técnicos que atendían
cerca de su casa a que lo revisarán y entre todos coincidían que tenían que
cambiar algunos accesorios para que pueda trabajar con normalidad. El costo
total por este servicio, incluido la mano de obra y los repuestos, ascendían a
270 soles.
Rocío quedó impactada con esta
noticia. No contaba con esa cantidad de dinero en ese momento, puesto que ella
trabajaba día a día para poder sostener su hogar. Dejar de trabajar un día
representaba no tener nada que llevar a casa. Ella había ahorrado por mucho
tiempo para comprarse el carrito, incluso aún mantenía una pequeña deuda con una
amiga que le prestó para poder comprarlo.
Lo primero que hizo Rocío fue ir
donde esta amiga para pedirle que le haga un nuevo préstamo, sin embargo, obtuvo
una respuesta negativa, aunque le dio la posibilidad de mover la fecha de pago
de la deuda pendiente. Tocó la puerta a varios amigos y familiares, recibiendo
siempre la misma respuesta, no. Incluso se contactó con prestamistas, pero
estos no sólo cobraban altos intereses, sino que, algunos, además, pedían garantía.
Pasaban las horas y Rocío no
encontraba solución. En ningún momento se le pasó por la cabeza ir a una
entidad financiera, ya que ella siempre pensaba del sistema lo siguiente: “¿qué
me van a prestar 300 soles?” “Los bancos sólo son para quienes trabajan en
oficina, no para mí”.
Después del almuerzo, cuando
creía que el día ya estaba perdido y que, posiblemente, los días posteriores
también, se encontró con una de sus clientes frecuentes en la calle. A ella le
contó su situación y lo desesperada que estaba (para ese momento ya había
pensado en vender su tv). Afortunadamente, esta cliente también era cliente de
Tappoyo Fintech. Ella le explicó que podía solicitar su préstamo a través de la
web de Tappoyo y que le podrían depositar su préstamo en menos de 24 horas.
Rocío era incrédula a esta situación, por lo que su clienta la asesoró y la
invitó a comunicarse con Tappoyo.
Efectivamente, recibimos la consulta
de Rocío a nuestro whatsapp. Nos comunicamos con ella, le explicamos cuales
eran los requisitos y el procedimiento a seguir. En la conversación Rocío nos
indicó que no tenía cuenta en un banco, razón por la cual la inviamos a abrir
una cuenta con alguna de las entidades con las que trabajamos, asesorándola con
el tipo de cuenta que debería abrir para que no le generen gastos adicionales.
Rocío, raudamente fue a abrir su
cuenta de ahorros, reunió los demás requisitos, ingresó a nuestra plataforma,
creó sus usuario y contraseña, luego ingresó todos los datos en el formulario
de solicitud (en este paso nos llamó para apoyarla con alguna información que
no tenía clara), envió su solicitud de préstamo por 300 soles, esperó por unos
instantes y nuestro sistema le comunicó que su préstamo fue aprobado. En ese
instante Rocío no salía de su asombro y, nos contó que lloró de la emoción.
Eran ya las 5.30pm cuando Rocío estaba
enterada de la aprobación de su préstamo con Tappoyo y, dada la situación de
urgencia, se comunicó nuevamente con nosotros para preguntar por el desembolso.
Le indicamos que este se produciría como máximo a las 5.00pm del día jueves 21
de febrero. Ella nos explicó brevemente su situación y nos solicitó si
podríamos hacer el desembolso lo más temprano posible, le dijimos que no se
preocupara que la apoyaríamos.
El jueves a las 9.00am realizamos
el desembolso a la cuenta de Rocío, ella pudo arreglar su carrito y ese mismo
día salió a trabajar por la tarde.
Roció canceló la cuota de su
préstamo en la fecha que le correspondía; cuando lo hizo se comunicó con
nosotros y nos agradeció profundamente el haberla apoyado sin siquiera conocerla,
aprovechó esa llamada para contarnos esta historia que hoy compartimos con Uds.
Actualmente, es una usuaria esporádica de nuestros servicios. Ha recomendado a
Tappoyo a sus amigos y familiares, y lo más importante ella es una de las
peruanas incluidas al sistema financiero en nuestro país.
Así como la historia de Rocío
existen muchas que nos hacen sentir satisfechos, puesto que nos demuestran que
estamos en el camino correcto y que estamos cumpliendo con nuestro propósito:
apoyar a los peruanos con sus urgencias económicas y, además, contribuir con la
inclusión financiera, atendido aquellas personas que como Rocío necesitan 300 o
500 soles que, seguramente, una entidad financiera tradicional no podrá siquiera
considerar.
Nos comprometemos a contarles más
historias a través de este medio.