Estamos terminando el mes de julio, mes patrio en nuestro
querido Perú, y queremos aprovechar el presente artículo para agradecer a los
miles de peruanos que nos brindan su confianza día a día, peruanos en quienes también
confiamos para seguir brindándoles nuestros diversos servicios.
Hace más de un año, nació Tappoyo Fintech, una empresa
constituida por peruanos con mucho ímpetu en apoyar el crecimiento y desarrollo
de nuestros compatriotas y, por ende, el de nuestro país. Desde nuestra aparición,
sabíamos que no sólo saldríamos al mercado a brindar un servicio, sino que
nuestra razón de ser tenía un propósito: apoyar en temas relacionados a la
educación financiera y ser un agente que impulse la inclusión financiera en el
Perú.
Luego de más de 12 meses, podemos manifestar que estamos en
el camino correcto. A la actualidad, hemos atendido miles de solicitudes de
préstamos y hemos realizado, también, miles de desembolsos. Lo gratificante de
esto, es que en la mayoría de casos hemos apoyado y atendido a personas que, por
alguna razón, no ven en el sistema financiero tradicional a un aliado para
solucionar sus problemas económicos.
Muchos de nuestros clientes, al momento de acudir a nosotros,
no tenían idea de lo que es un récord crediticio o sobre los beneficios que
implica estar inmerso dentro del sistema financiero. Pensando en ellos, durante
todo este tiempo nos hemos preocupado en brindarles una atención personalizada,
para absolver sus dudas o para instruirlos sobre asuntos desconocidos para
ellos.
En Tapoyo Fintech estamos comprometidos en seguir apoyando a
aquellos que tengan una urgencia económica y quieran solucionarlo haciendo uso
de un servicio formal y seguro. Nuestro préstamo directo, primer servicio de
Tappoyo, es el único en el mercado que brinda créditos de 100 hasta 500 soles
de manera fácil, rápida y 100% en línea.
Este primer servicio, así como otros, que pronto estarán a
tu alcance, están diseñados pensando en la realidad que les toca vivir a muchos
de nuestros compatriotas, que, en algunos casos, tienen que hacer malabares
para cubrir sus gastos mensuales y que, además, se sienten frustrados por
considerarse relegados del sistema financiero tradicional.